En una relación amorosa entre dos personas siempre hay un dar y un recibir. Cuando una persona piensa en la otra, actúa buscando su bien, está haciendo de amante y la otra de amado; en otro momento estos papeles se intercambiarán: la que hacía de amante ahora hará de amado, y viceversa. Esta alternancia entre los papeles de amante y de amado es el cambio de roles.
Unas veces este pensar en la otra persona se traducirá en una sorpresa, un regalo…, pero lo más habitual es que sea en detalles de atención y cariño en la vida cotidiana, incluso simplemente en una sonrisa. Estos detalles requieren un esfuerzo, pero su reiteración hace que lleguemos a adquirir un estilo de vida amoroso.
Esforzarse por ser amante y sorprenderse de ser amado facilita un mejor funcionamiento neuronal y hace que disminuya el consumo energético cerebral, aportando un bienestar afectivo.


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