EmotivismoEs reaccionar dejándonos llevar por las emociones. Tal como nos salen las emociones es muy poco probable que se ajusten al bien del otro, entonces las relaciones difícilmente serán amorosas.

Nuestra afectividad necesita el equilibrio entre liberar y controlar emociones. Cuando se rompe este equilibrio y solamente las liberamos, caemos en el emotivismo. Para alcanzar este equilibrio es necesario llegar a tener un estilo de vida amoroso, en el que abunden las relaciones con alternancia dar y recibir o con cambios de roles amante-amado.

Lo mismo ocurre con el sentimentalismo, en este caso se trataría de unas emociones más estables.

Por ejemplo: una persona que dedica mucho tiempo a unas obras benéficas en detrimento de su familia; se deja llevar por unos sentimientos bondadosos pero la desatención de sus seres más próximos le lleva al desamor y al deterioro de su afectividad.

Ver “El éxito afectivo” y “60 preguntas sobre el amor“.