Un ecosistema afectivo es un grupo de personas que conviven estrechamente, relacionándose de forma que se realimentan sus afectividades.
Así como en el ecosistema natural circula energía, en el afectivo circula el amor y este alimenta la afectividad de todos sus miembros y ayuda a mantener el equilibrio emocional. El ecosistema afectivo más común es la familia, que cuanto más extensa sea más fuerte será el entramado de relaciones entre sus miembros; por este entramado circulará el amor de todas las relaciones y del que se beneficiarán todos los miembros de la familia. Además los ecosistemas afectivos, igual que los naturales, no están aislados, también están conectados con otros de los que todos se pueden beneficiar mutuamente (otras familias, grupos de trabajo, de estudio, etc).
Los amores capaces de conservar la afectividad son el amor conyugal o de pareja, la amistad (también fraternidad) y el amor a Dios, ya que en todos ellos encontramos alternancia entre dar y recibir. Todos estos amores los podemos encontrar en la familia.
Ver también la red afectiva.
Más información en “60 preguntas sobre el amor“, “El éxito afectivo” y “El arte del amor“.