Acabamos de celebrar el día de la madre, pero es imposible pensar en la madre sola, no tiene sentido.
Todas las familias están formadas por varias personas que conviven estrechamente, relacionándose todos entre ellos de manera que se necesitan unos a otros para crecer afectivamente. Algo parecido a un ecosistema natural.
Todas las relaciones entre los miembros de la familia, entre hermanos, entre padres e hijos, entre los padres, etc., son necesarias para mantener el equilibrio emocional; pero hay una que es la más importante y necesaria para el desarrollo y maduración de los hijos: la relación entre el padre y la madre. Viendo cómo se relacionan estos, aprenderán a relacionarse ellos. De ahí la importancia de procurar pasar un rato todos los días la familia reunida.
A veces uno de los padres, es más habitual el padre, tiene un trabajo que le impide ver a sus hijos en toda la semana; incluso tiene que viajar y está fuera del hogar temporadas más o menos largas. Entonces es importante aprovechar los fines de semana y temporadas que se lo permitan para hacer planes en familia, así sus hijos se irán beneficiando de las relaciones con su padre y de ver a sus padres juntos e ilusionados.
La mayoría de las madres también tienen un trabajo fuera del hogar, pero por la propia maternidad, están más inclinadas a cuidar de sus hijos que los padres; podríamos decir que el papel de la madre es insustituible. Podría parecer que el padre si es sustituible, la madre ya se ocupa de los niños, el colegio los educa, tienen extraescolares, etc., pero lo más necesario para su maduración no lo tendrán sin la presencia del padre: pasar tiempo con sus padres, el padre y la madre. Un tiempo que no se limite a cubrir necesidades básicas como alimentación o sueño, sino un tiempo distendido en el que se favorece el diálogo, una relación llena de afecto que queda para siempre.
En los ecosistemas naturales, cuando un miembro falta o se desarrolla demasiado, se desequilibran. En la familia, un ecosistema afectivo, también son necesarios todos los miembros para mantener el equilibrio afectivo. De todas las relaciones que se dan, se alimentarán todos sus miembros. Todo lo que ocurre a nuestro alrededor se va grabando en nuestro cerebro e influirá en nuestro aprendizaje; si los hijos reciben pocas imágenes del padre, poco aprenderán de él y, sobre todo, les faltarán las imágenes más necesarias para su maduración: la relación ilusionada de sus padres. El papel del padre también es insustituible.