¡Qué fácil y rápido es acceder a internet! En el trabajo solemos utilizar ordenadores, en casa también tenemos más de uno, incluso llevamos en el bolsillo un dispositivo móvil con acceso a internet.
Cuando vamos buscar una información vemos anuncios atractivos que nos invitan a entrar en otras páginas o hay enlaces que también nos llevan a otra; es tan fácil hacer “clic” que, sin darnos cuenta, vamos navegando de una página a otra y hemos pasado más tiempo del previsto.
Los niños están acostumbrados a utilizar las nuevas tecnologías desde muy pequeños y además tienen muchos juegos atractivos que hacen que en muchas familias haya dificultades para que hagan otras actividades, como leer o jugar al aire libre.
El caso es que tanto niños como adultos nos “enganchamos” a internet.
Cuando estamos ante la pantalla recibimos con mucha frecuencia nuevas imágenes que nos sorprenden; es placentero y cómodo. Si las nuevas imágenes o sorpresas las recibiéramos de una persona querida, después nosotros deberíamos corresponder; así continuaríamos el diálogo propio de las personas que se quieren, que alternan como amantes y amados. Pero tratándose de una máquina, nosotros le exigimos que nos complazca y esta no se queja nunca, no se cansa, no nos pide nada. Así, es lógico que queramos pasar más tiempo con un “pseudoamante” que no necesita ser amado; es gratificante estar siempre recibiendo y no tener que hacer el esfuerzo de dar.
El peligro de acostumbrarnos a esta dinámica es que, sin darnos cuenta, podemos ir fomentando el egoísmo; podemos trasladar esta situación a las relaciones personales y querer que nos satisfagan sin tener que esforzarnos por satisfacer nosotros a los demás.
Com sempre, expresseu idees certes i útils.
Endavant!
Miquel
Cierto. Así los jóvenes tardan mucho en decidirse a amar para siempre. Tienen miedo!!!